Acrílico sobre tela, 40 x 40 cm

En Resplandor, la materia se disuelve en pura vibración. No hay figuras, no hay cuerpos: sólo un horizonte donde el azul se enciende en llamarada y el universo responde con su silencio. Es un cuadro que nace del tránsito —de la forma al vacío, del vacío a la luz— y que convoca la experiencia de lo inefable.